ALEXANDRA
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viernes, 9 de marzo de 2012
Eloy Alfaro
(Montecristi, Ecuador, 1842 - Quito, 1912) Militar y político
ecuatoriano, máximo representante del liberalismo radical, que fue presidente
de la república en los períodos 1895-1901 y 1906-1911.
Eloy Alfaro era hijo del comerciante español Manuel Alfaro y la
manabita Natividad Delgado. Su padre se dedicaba a la exportación y Alfaro
participó en los negocios paternos, viajando al Perú, Colombia, América Central
y el Caribe. En lo político, se inclinó por el liberalismo y en 1864 participó
en una fracasada insurrección contra García Moreno. Exiliado en Panamá, allí
emprendió varios negocios con éxito. En 1872, y siendo ya un hombre rico,
contrajo matrimonio con Ana Paredes Arosemena, hija de uno de los notables del
Istmo.
En 1875, tras el asesinato de García Moreno, Alfaro volvió al
Ecuador y combatió al gobierno de Antonio Borrero. Apoyó el golpe de Estado de
Veintemilla en contra de Borrero, el 8 de septiembre de 1876, tras el cual fue
nombrado coronel. Pero meses después se declaró contrario a Veintemilla, que no
cumplió el programa liberal prometido. A inicios de 1883, Alfaro fue proclamado
jefe supremo de Manabí y Esmeraldas y organizó un ejército que derrotó al
dictador, cuyo último reducto, Guayaquil, cayó el 9 de julio de 1883.
Tras el triunfo "restaurador", como se llamó al
movimiento coligado en contra de Veintemilla, una Asamblea Constituyente eligió
como presidente a José María Plácido Caamaño, frente a Alfaro, sostenido por
los liberales. En 1884, cuando Caamaño se instaló en el poder, Alfaro encabezó
una nueva revuelta que suspendió tras casi cuatro años de lucha, dedicándose
entonces a los contactos internacionales. Sus adversarios se referían a él con
el sobrenombre burlesco de "general de las derrotas", debido a sus
fracasos militares.
Pero las cosas cambiaron al estallar el escándalo de "la
venta de la bandera", el 3 de enero de 1895. En junio de ese año se desató
la Revolución Liberal en Guayaquil: el presidente Luis Cordero debió renunciar,
y Alfaro, que estaba en Panamá, fue proclamado jefe supremo. Alfaro llegó a
Guayaquil el 19 de junio de 1895, e inmediatamente preparó el ataque contra los
conservadores, atrincherados en la Sierra, a quienes los liberales derrotaron
en San Miguel de Chimbo, Gatazo y El Girón antes de llegar a Quito, el 4 de
septiembre.
Más tarde, el 12 de enero de 1897, una Asamblea Constituyente,
tras expedir la undécima Constitución, se pronunció por el liberalismo y eligió
como presidente a Alfaro. Durante su primer gobierno, que concluyó en 1901,
Alfaro se dedicó a consolidar el triunfo liberal, a establecer la separación
entre la Iglesia y el Estado y a impulsar la construcción del ferrocarril entre
Quito y Guayaquil.
Más notable fue el segundo gobierno alfarista, vigente entre
enero de 1906 y agosto de 1911. En este período se promulgó la Constitución de
1906, "la carta magna del liberalismo ecuatoriano"; se continuó la
construcción del ferrocarril transandino, que arribó a Quito el 25 de junio de
1908; se consolidó la secularización en la enseñanza pública, y se realizaron
también obras de infraestructura y comunicación.
En 1910 el conflicto limítrofe con el Perú estuvo a punto de
provocar la guerra. Entretanto, se produjeron fisuras en el partido liberal, donde
se enfrentaban el liberalismo radical de Alfaro y el liberalismo oligárquico de
Leonidas Plaza Gutiérrez. En las elecciones de 1911, el gobierno alfarista
impuso a su candidato Emilio Estrada mediante un fraude, pero Alfaro se
arrepintió de tal maniobra y quiso obtener la renuncia de Estrada mediante la
convocatoria a un congreso extraordinario. Para entonces, el placismo se había
aliado con Estrada en contra de Alfaro, que fue depuesto por el pueblo y el
ejército y debió abandonar el país.
Entonces asumió el poder Carlos Freile Zaldumbide, quien entregó
la presidencia al electo Emilio Estrada, en diciembre de ese año. Pero Estrada
falleció y Freile Zaldumbide asumió la presidencia. Alfaro y otros dirigentes
radicales regresaron al país pensando influir en la designación de un nuevo
mandatario, pero Freile Zaldumbide los apresó en Guayaquil.
Trasladados a Quito, el 28 de enero de 1912 una turba asaltó la
prisión y acabó con Eloy Alfaro, Flavio y Medardo Alfaro, Luciano Coral,
Ulpiano Páez y Manuel Serrano. Sus cuerpos, arrastrados a modo de trofeos
sangrientos por la ciudad, fueron quemados en El Ejido. Al parecer, una oscura
alianza entre el placismo y los conservadores fue el origen de esta acción
criminal.
La obra de Alfaro, apelado el viejo Luchador, es una de las más notables de los gobernantes del Ecuador, tanto por las transformaciones ideológicas que logró, como por las obras que realizó. Fueron también numerosas sus intervenciones en el campo social: exoneró del tributo territorial a los indios de la Sierra y a los montuvios de la Costa; suprimió la prisión por deudas; permitió la participación de la mujer en cargos administrativos; promovió escuelas y centros de educación. En el campo internacional promovió una reunión de representantes hispanoamericanos en México para la formación de un Derecho Público Americano; intervino ante la reina María Cristina en favor de la independencia de Cuba y luchó por resucitar la idea bolivariana de la Gran Colombia; en torno a él se unió el pueblo frente al Perú, pero no lo respaldó en su idea de alquilar a Estados Unidos las islas Galápagos.
Alfaro es una de las más fuertes personalidades que han guiado al pueblo ecuatoriano. Considerado, por unos, paladín de las libertades e instaurador de la democracia en su país, es, para otros, la encarnación del anticlericalismo y del despotismo político. Su militarismo, prepotencia y carácter dictatorial lo llevaron a conculcar los derechos de sus adversarios en nombre de la ideología radical de su partido, y le ganó la airada protesta de los intelectuales del país y el rechazo, y el odio incluso, de muchos de sus copartidarios. Para el partido liberal ecuatoriano -e incluso de otros países-, Alfaro ha pasado a la historia como el arquetipo y mártir de las ideas libertarias.
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